Sentir el miedo, todo el mundo tiene miedo a algo pero, ¿lo siente? Yo ahora puedo decir que he sentido el miedo, me lo he pasado cerca, muy cerca, a veces le pude otras no, pero siempre me enfrente a el.
Aún recuerdo aquel mes de noviembre del año 2011, iba a ponerme por primera vez delante de un animal bravo, y así fue. No quería, no me sentía capaz, el miedo me podía, pero al final cargué la suerte y a ella que fui.
"Caralarga" llevaba de nombre y era nombre como un mastín. Delante de ella la cité, la cabeza me decía una cosa, el corazón otra, y mientras ella venía y yo tenia que decidir a quien hacer caso. Se lo hice al corazón, que gran decisión, pues de haberlo hecho por la cabeza no habría descubierto la sensación más bonita del mundo torear un animal bravo. Al principio insomnio y miedo, pero cuando la ves pasar todo se transforma en emoción, sentimiento, satisfacción y alegría. Es ahí donde te dejas vaciar para luego volverte a llenar.
Solos ella y yo, moviéndonos al ritmo de su envestidas y al compás de mi muleta.
Una sensación indescriptible, que estaría dispuesto a volver a sentir una y mil veces más.