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jueves, 26 diciembre, 2024
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Le piden a un expolicía local de Beas (Jaén) 16 años de cárcel tras ser acusado de maltratar y violar a su pareja
La Sección Tercera de la Audiencia de Jaén ha juzgado a un expolicía local de Beas de Segura (Jaén), de 67 años, al que Ministerio Fiscal y acusación particular le reclaman penas que suman hasta 16 años de cárcel por maltratar y agredir sexualmente de manera continuada a su pareja.
Los hechos enjuiciados se remontan a 2012 y 2013 cuando la denunciante, tras salir de un programa de desintoxicación empezó a realizar labores de voluntariado en Protección Civil de Beas de Segura. Fue así, tal y como ha relatado la mujer por videoconferencia, cómo intimó con el acusado que por aquel entonces trabajaba como policía local en el municipio.
Asistida por personal del Servicio de Atención a Víctimas en Andalucía (Sava), la mujer ha descrito al tribunal con todo detalle las palizas y agresiones sexuales cometidas presuntamente por el acusado cuando estaba de servicio, algunas de ellas supuestamente perpetradas en las dependencias de la Policía Local y hasta en el coche patrulla.
Violaciones, palizas, insultos y vejaciones han formado parte de la declaración de esta mujer que en el momento de los hechos, tal y como ha señalado el fiscal, presentaba “especial vulnerabilidad al tener trastorno límite de la personalidad, así como una adicción a las drogas y al alcohol”.
Según recoge el Ministerio Fiscal en su calificación, el acusado “la tuvo sometida a su control, así de manera reiterada y ante cualquier negativa de la perjudicada a acceder a sus pretensiones sexuales le tiraba del pelo, le golpeaba en el pecho y le propinaba guantazos y puñetazos”.
La mujer ha declarado que al principio “todo fue muy bonito” y ella se enamoró del acusado, del que ni tan siquiera sabía que estaba casado y tenía hijos. Al poco tiempo comenzaron las agresiones sexuales, las humillaciones y las palizas, después de las cuales el acusado supuestamente le suministraba cocaína a pesar de conocía que ella se encontraba en rehabilitación.
“Métete esto que aquí no ha pasado nada”, eran, según la denunciante las palabras que profería el acusado después de las múltiples agresiones que asegura que sufrió durante el tiempo que estuvo con él.
De hecho, aunque no forma parte de la causa, el acusado ya fue condenado en 2016 por un delito de tráfico de drogas de grave daño a la salud a la pena de tres años de prisión por traficar con cocaína y hacerlo además amparándose en su condición de Policía Local.
La defensa ha pedido que su representado declarara en último lugar, pero como cuestión previa ha aportado informes de Salud Mental que señalan que desde 2004, el acusado ha venido siendo tratado de esquizofrenia y además tiene reconocida una incapacidad permanente absoluta por trastorno mental.
La defensa mantiene que la raíz de esta denuncia se debe a la “enemistad manifiesta” que había entre el acusado y el jefe de la Policía Local de Beas de Segura. De hecho, ha dejado caer que fue el jefe de la Policía Local el que convenció a la mujer para que denunciara a cambio de salir airosa del otro procedimiento abierto contra el acusado por tráfico de drogas.
Para la defensa la realidad es que el acusado trato a la denunciante “como una hija”, pero esta “se había obsesionado con él” y de ahí, sumado a evitar su responsabilidad en la otra causa, la llevó a presentar una denuncia que no se correspondería con la realidad, ya que el acusado viene ratificándose en su inocencia.
El Ministerio Público, al igual que la acusación particular, que se ha adherido a lo planteado por Fiscalía, ha calificado los hechos como constitutivos de un delito de maltrato habitual, un delito continuado de agresión sexual y tres delitos de lesiones en el ámbito de violencia de género. Por ellos reclaman penas que suman 16 años de cárcel.
Además, en concepto de responsabilidad civil se pide que se condene al acusado a indemnizar a la denunciante en la cantidad de 20.000 euros por los daños físicos y morales causados.
Los hechos enjuiciados se remontan a 2012 y 2013 cuando la denunciante, tras salir de un programa de desintoxicación empezó a realizar labores de voluntariado en Protección Civil de Beas de Segura. Fue así, tal y como ha relatado la mujer por videoconferencia, cómo intimó con el acusado que por aquel entonces trabajaba como policía local en el municipio.
Asistida por personal del Servicio de Atención a Víctimas en Andalucía (Sava), la mujer ha descrito al tribunal con todo detalle las palizas y agresiones sexuales cometidas presuntamente por el acusado cuando estaba de servicio, algunas de ellas supuestamente perpetradas en las dependencias de la Policía Local y hasta en el coche patrulla.
Violaciones, palizas, insultos y vejaciones han formado parte de la declaración de esta mujer que en el momento de los hechos, tal y como ha señalado el fiscal, presentaba “especial vulnerabilidad al tener trastorno límite de la personalidad, así como una adicción a las drogas y al alcohol”.
Según recoge el Ministerio Fiscal en su calificación, el acusado “la tuvo sometida a su control, así de manera reiterada y ante cualquier negativa de la perjudicada a acceder a sus pretensiones sexuales le tiraba del pelo, le golpeaba en el pecho y le propinaba guantazos y puñetazos”.
La mujer ha declarado que al principio “todo fue muy bonito” y ella se enamoró del acusado, del que ni tan siquiera sabía que estaba casado y tenía hijos. Al poco tiempo comenzaron las agresiones sexuales, las humillaciones y las palizas, después de las cuales el acusado supuestamente le suministraba cocaína a pesar de conocía que ella se encontraba en rehabilitación.
“Métete esto que aquí no ha pasado nada”, eran, según la denunciante las palabras que profería el acusado después de las múltiples agresiones que asegura que sufrió durante el tiempo que estuvo con él.
De hecho, aunque no forma parte de la causa, el acusado ya fue condenado en 2016 por un delito de tráfico de drogas de grave daño a la salud a la pena de tres años de prisión por traficar con cocaína y hacerlo además amparándose en su condición de Policía Local.
La defensa ha pedido que su representado declarara en último lugar, pero como cuestión previa ha aportado informes de Salud Mental que señalan que desde 2004, el acusado ha venido siendo tratado de esquizofrenia y además tiene reconocida una incapacidad permanente absoluta por trastorno mental.
La defensa mantiene que la raíz de esta denuncia se debe a la “enemistad manifiesta” que había entre el acusado y el jefe de la Policía Local de Beas de Segura. De hecho, ha dejado caer que fue el jefe de la Policía Local el que convenció a la mujer para que denunciara a cambio de salir airosa del otro procedimiento abierto contra el acusado por tráfico de drogas.
Para la defensa la realidad es que el acusado trato a la denunciante “como una hija”, pero esta “se había obsesionado con él” y de ahí, sumado a evitar su responsabilidad en la otra causa, la llevó a presentar una denuncia que no se correspondería con la realidad, ya que el acusado viene ratificándose en su inocencia.
El Ministerio Público, al igual que la acusación particular, que se ha adherido a lo planteado por Fiscalía, ha calificado los hechos como constitutivos de un delito de maltrato habitual, un delito continuado de agresión sexual y tres delitos de lesiones en el ámbito de violencia de género. Por ellos reclaman penas que suman 16 años de cárcel.
Además, en concepto de responsabilidad civil se pide que se condene al acusado a indemnizar a la denunciante en la cantidad de 20.000 euros por los daños físicos y morales causados.
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